Hacia un mejor control de las fronteras
Aunque la historia migratoria de América Latina es antigua, se ha intensificado particularmente en los últimos años, debido a la inestabilidad política y económica y a la extrema pobreza que asolan varios Estados. Los problemas de seguridad afectan, en concreto, a la frontera entre Estados Unidos y México y a la triple frontera Argentina-Brasil-Paraguay. Las porosas fronteras entre Colombia, Ecuador y Venezuela, por su parte, se ven afectadas por movimientos de población y el tráfico a manos de grupos guerrilleros y paramilitares.
La población venezolana huye en masa del país. De los 28 millones de habitantes, más de 7 millones han emigrado a varios países, principalmente a Colombia, que cada año recibe a más de 2,4 millones. Perú se sitúa en segunda posición, con alrededor de 1,5 millones de refugiados de Venezuela. Un éxodo masivo que exacerba las tensiones subyacentes y los numerosos riesgos para la seguridad. Un éxodo masivo que exacerba las tensiones subyacentes y los numerosos riesgos para la seguridad. El desarrollo de sistemas avanzados de seguridad fronteriza, como detectores perimetrales y sistemas de seguridad costera, está muy demandado para combatir todas las formas de tráfico ilícito. Aviones de vigilancia, drones, patrulleras costeras, aerostatos, etc. se perfilan como elementos esenciales para la seguridad de las fronteras, al igual que las tecnologías avanzadas de detección e imagen: sensores, sistemas láser avanzados, redes de inteligencia compartida e inteligencia artificial. Thales Six-GTS, por ejemplo, desarrolla un servicio de protección y vigilancia que integra sistemas electro-ópticos nocturnos y diurnos, de vigilancia de actividades en tierra y un centro de operaciones que puede operar de manera conjunta con organismos como la ONU. Por su parte, Metravib Defence ha desarrollado el sistema Pilar Metravib versión tierra, que permite la detección acústica de disparos. El dispositivo está diseñado para proteger instalaciones sensibles, campos de refugiados y bases humanitarias de los disparos de francotiradores. El sistema transmite en tiempo real las coordenadas GPS de la amenaza en el mapa. En junio de 2021, la Fuerza Área Brasileña (FAB) abrió la nueva estación de radar Ponta Porã, en Mato Grosso do Sul. La estación es la tercera de una serie de nuevos radares que la FAB ha instalado a lo largo de la frontera en el centro-oeste del país. La primera estación de radar se instaló en la ciudad de Corumbá, en agosto de 2020, y la segunda en Porto Murtinho, en marzo de 2021. Las estaciones de radar deberían mejorar la identificación de los aviones que vuelan a baja altura en la región fronteriza de Brasil con Bolivia y Paraguay.[2]
[1] https://www.r4v.info/es/refugiadosymigrantes
[2] https://dialogo-americas.com/articles/brazilian-air-force-inaugurates-radar-station-and-expands-monitoring-at-the-border/#.Y8lbOi3pNpQ
Una seguridad civil en desarrollo
El subcontinente americano es la segunda región del mundo más expuesta a los desastres, y la que más sufre las consecuencias del cambio climático. Inundaciones, devastadores corrimientos de tierra, gigantescos incendios forestales y seísmos son habituales en esta zona. En 2020, la ONU calculaba que en 20 años, 152 millones de personas serán víctimas de casi 1025 desastres naturales.[1] Estos nuevos retos y los efectos de las crisis sanitarias sucesivas ponen a prueba a los organismos de gestión de crisis y de seguridad civil de los Estados sudamericanos.
En la actualidad, estos últimos intentan poner en marcha respuestas coordinadas. Las autoridades chilenas están invirtiendo y reformando su organización. El Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (SENAPRED) se inauguró a principios de 2023. Con el objetivo de descentralizar la gestión de crisis y riesgos, SENAPRED también quiere aumentar su labor de prevención, planificación, organización y supervisión.
Colombia ya cuenta con un sistema de respuesta muy operativo, con el que el ejército está muy implicado. En 2009 se creó un batallón especializado, el BIADE (Batallón de Ingenieros de Atención a Desastres). Este organismo, encargado de prestar ayuda y asistencia a la población tras un desastre, también puede desplegarse en el extranjero, como hizo en 2010 en Haití. La Fuerza Aérea también interviene en labores de prevención, para lo que pone a sus equipos a disposición de la vigilancia de volcanes activos en Colombia.
Al igual que Colombia, Chile implica a sus fuerzas armadas en la gestión de desastres naturales. Según el Libro Blanco de la Defensa de 2017, las instituciones militares son «activas en el ámbito de la gestión de desastres naturales y emergencias nacionales». El «despliegue de personal militar en tales situaciones es decisivo y necesario, sobre todo para la reconstrucción». A nivel organizativo, la prevención y la gestión de desastres naturales está coordinador por el Ministerio del Interior y de la Seguridad Pública, a través de la Unidad Nacional de Gestión de Desastres que cuenta con capacidades militares.
[1] https://news.un.org/es/story/2020/01/1467501#:~:text=Desde%20el%202000%2C%20152%20millones,temperaturas%20extremas%20y%20eventos%20volc%C3%A1nicos.
Los drones ganan popularidad
Los drones pueden mantener el vuelo durante varios minutos y captar vídeos o imágenes de alta definición, lo que permite a los servicios de emergencia tener una visión en tiempo real del desastre que esté ocurriendo. También se pueden utilizar como medio de transporte de material médico, en casos en los que sería peligroso exponer al personal médico a un virus, o en los que las poblaciones queden aisladas del resto del mundo. En ese sentido, la organización sin ánimo de lucro WeRobotics y el DR Drone Innovation Center han desarrollado una solución basada en un dron ya existente con capacidad para transportar hasta 6 kg de carga por vuelo.
El ecosistema privado innova y busca poner a disposición del personal operativo y de los responsables de la toma de decisiones soluciones eficaces que permitan anticipar, detectar y abordar mejor los retos de seguridad y humanitarios, y, en definitiva, garantiza la protección de la población.